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martes, 12 de enero de 2021

PLAZA METAFÍSICA ITALIANA

 

A la izquierda puedes ver Plaza metafísica italiana un óleo sobre lienzo que Giorgio de Chirico pinta en 1913.

Comenzamos el análisis hablando un poco del contexto. Giorgio de Chirico es el padre de la pintura metafísica. Se trata de una corriente aparece en la escena artística internacional en el año 1910 fecha en la que Chirico presenta en sociedad su obra "El enigma de una tarde de otoño". La pintura metafísica es anterior al Surrealismo y ya juega con algunos elementos que los surrealistas van a desarrollar en sus obras como el gusto por el Renacimiento, la distorsión del espacio, la presencia de imágenes evocadoras y simbólicas y un uso muy particular de la luz.

Centrándonos en el análisis de la obra que nos ocupa, Chirico aborda una vista urbana,  inspirada en la ciudad de Turín, de la que nos ofrece una plaza flanqueada por dos estructuras arquitectónicas a cada extremo y una tercera ubicada al fondo de la composición.

Con respecto a los aspectos formales, nos paramos en la referencia espacial. Si te fijas con atención te darás cuenta que el lienzo destaca por una gran sensación de espacio que viene motivado por la colocación de las estructuras arquitectónicas que dominan la composición. Esto nos permite conectarlo con el pasado y más concretamente con la obra de los pintores del Quatrocentto italiano donde utilizaban los edificios como recurso con el que afianzar la sensación espacial. En el caso de la obra de Chirico esta referencia se acentúa por la presencia de la verticalidad que marcan los edificios representados, junto con la línea de horizonte que se traza al fondo donde podemos observar un tren otra de las constantes en la obra de este autor.

Otros elementos que podemos destacar es la ausencia de figuras humanas con la excepción de una pareja que aparece al fondo a la izquierda. Si bien no pueden considerarse personas reales, más bien fantasmas de un recuerdo. Date cuenta que el lugar en el que aparecen ambas figuras es la zona más iluminada del cuadro. Esto nos permite conectar con el uso de la luz. El autor juega con ella de manera que el edificio situado a la izquierda y los elementos del fondo aparecen plenamente iluminados. Si bien observa que es una luz muy clara, casi espectral subrayando el carácter sobrenatural que parece envolver a la plaza. Por otra parte, el edificio que aparece a nuestra derecha permanece en sombras proyectando a su vez una sombra que cruza la zona inferior del lienzo trazando una pequeña diagonal. También proyecta sombra la escultura que aparece al fondo; mientras que se pequeños juegos de luces y sombras en el edificio de la izquierda y el circular del fondo.

Todo ello, luz y sombra, junto a lo ya expuesto de los edificios refuerzan la referencia espacial. No debemos olvidarnos del uso del color, observa con atención que aunque parezca que la gama está equilibrada, predominan los amarillos que se convierten en verdes en el fondo. Esa tonalidad refuerza aún más la sensación de vacío, de inquietud, de atmósfera espectral que Chirico quiere transmitir con su obra. En una palabra la idea de estar ante un sueño o recuerdo, no ante una vista real, anticipándose así a lo que podemos ver en los cuadros surrealistas.

Terminamos el análisis con el contexto. Hemos indicado que el cuadro fue realizado en 1913. Justo un año antes de que estalle la Primera Guerra Mundial. Como otros miembros de su generación también Giorgio de Chirico fue llamado a filas, de manera que la obra que hemos analizado pueda reflejar con ese aparente orden y esa atmósfera lo vivido durante los años que seguirán. En otras palabras, el autor no refleja tan solo un recuerdo personal, también los vestigios o fantasmas de una época de prosperidad que quedará truncada con el estallido de la Gran Guerra.

Para saber más:

GOMPERTZ, W. (2013) ¿Qué estás mirando? 150 años de arte moderno en un abrir y cerrar de ojos Taurus.

Relación de enlaces de las imágenes utilizadas en la presente entrada:

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