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viernes, 19 de abril de 2024

EL CARNAVAL DEL ARLEQUIN

 


La imagen que puedes ver arriba es el Carnaval del arlequín realizada por Joan Miró en 1924 perteneciente a la corriente del Surrealismo. Nos centramos en primer lugar en el contexto, nos encontramos en la década de los veinte una vez terminada la Primera Guerra Mundial. Desde el punto de vista político y económico es una época de aparente prosperidad si bien Alemania no lo está pasando demasiado bien con una nuevo gobierno, la República de Weimar, débil, y una difícil situación económica debido a la superinflación provocada por las sanciones económicas impuestas por los países vencedores de la Gran Guerra.

En el caso de Italia y la Unión Soviética asistimos al ascenso al poder de Mussolini y Stalin respectivamente; mientras que en España se impone la Dictadura de Primo de Rivera como recurso con el que intentar solucionar los importantes problemas políticos y económicos por los que atraviesa el país. Todo ello sin olvidar que buena parte de la población mundial, aquellos que pueden, viven entregados al desenfreno que les permite los locos veinte. Un ritmo de vida que quedará truncado de manera brusca con la caída de la bolsa de Nueva York en 1929.

En este contexto enmarcamos la obra objeto de comentario. El carnaval del arlequín es la primera obra decididamente surrealista de Joan Miro que por ese año se encontraba afincado en París. La situación que estaba atravesando el pintor español no era nada buena pues no encontraba compradores para sus obras. De los delirios que el hambre le provoca y los recuerdos de sus propia infancia nace el cuadro que estamos contemplando. A nivel de tema lo que podemos observar es un interior donde aparecen una gran cantidad de personajes llenando todo el espacio. Pese a que se transmite cierta sensación de bullicio y horror al vacío, sin embargo, es posible encontrarnos sensación de profundidad. La clave para conseguirlo viene dado de la combinación de color que encontramos en el suelo y la pared de la habitación, mas oscuro en el primero, más claro en el segundo y que junto a la colocación de los personajes permite al autor crear cierta sensación de espacio.


Por otra parte, la sensación espacial la encontramos también en dos elementos que aparecen representados a nuestra derecha. En primer lugar la estructura rectangular de fondo azul sobre la que aparece un pez amarillo, improvisado acuario tal vez, estructura que se proyecta al espectador. El segundo aspecto lo observamos en la forma rectangular que aparece al fondo a la derecha en el que podemos ver un paisaje. Una estructura que juega con la percepción del espectador acerca de si lo que está viendo es una ventana con una interpretación que el autor hace de la ciudad de París o un cuadro de la misma.

Con respecto a la gama cromática observamos el empleo del amarillo, rojo y azul que se van a convertir en característicos del autor, junto con el negro y el blanco. Es una gama equilibrada que invita al espectador a deleitarse en la observación del nutrido grupo de personajes que pueblan el espacio. Unos personajes que recuerdan a juguetes infantiles y también a seres metamórficos que podemos encontrarnos en los sueños y que aparecen dispersos sin ningún tipo de lógica. Añadir también el dinamismos y ritmo compositivo por la presencia de curvas, la combinación de colores y la presencia de elementos musicales que subrayan el carácter festivo de la composición.

Terminamos nuestro análisis haciendo una referencia a la corriente artística a la que pertenece la obra analizada. Hemos indicado que se trata de una obra surrealista corriente que aparece en los años veinte en París. El Surrealismo se basa en las teorías del psicoanálisis de Freud, el universo onírico, la imaginación y la importancia otorgada al subconsciente. Todo ello para crear universos donde la lógica y la razón no tienen ninguna relevancia, destacando la importancia de las imágenes simbólicas y jugar con la percepción del espectador. 

Dentro del Surrealismo podemos destacar dos vertientes, la figurativa representada por autores como Magritte o Salvador Dalí; y la abstracta donde destaca el autor cuya obra hemos analizado Joan Miró quien a partir de El carnaval del arlequín cada vez se irá distanciando más de la realidad que le rodea proponiendo al espectador su particular y personal universo.

Enlace de la imagen utilizada:

El carnaval del arlequin

Para saber más:

JOAN MIRÓ





HABITACIÓN DE HOTEL

 

En la presente entrada vamos a realizar un análisis comentario de la obra cuya imagen puedes ver a la izquierda. Se trata de Habitación de hotel, realizada por Edward Hopper en la década de los 30.

Comenzamos con unas pinceladas del contexto, qué está pasando en ese periodo. Nos encontramos en plena Gran Depresión que comienza con el crack de la bolsa de Nueva York en 1929 poniendo fin, de manera abrupta, a los "felices veinte". En el apartado económico es una época muy convulsa no solo para Estados Unidos sino también para Europa. Si bien al otro lado del atlántico la situación es terrible debido al elevado número de desempleo que se vive en el país de las oportunidades.
Con respecto al plano político, la situación no es mucho mejor. En Europa se produce el auge de los totalitarismos en Alemania y consolidación en Italia y la Unión Soviética. En el caso de España la Segunda República dará paso a un conflicto bélico que durará tres años, 1936-1939; esta difícil situación tendrá un final terrible en forma de Segunda Guerra Mundial que se desarrollará durante el periodo 1939 a 1945.

En ese contexto situamos nuestra obra que muestra un interior, una habitación de un hotel, donde observamos una figura humana, una mujer, sentada en la cama. La puesta en escena es sencilla, la cama sin deshacer, el equipaje colocado en el suelo, la ropa de la mujer que reposa cuidadosamente en un sillón mientras que nuestra protagonista está enfrascada en la lectura de un papel.

Si nos centramos en la sensación espacial conseguida nos daremos cuenta que se consigue gracias a dos factores fundamentales, la disposición del mobiliario y el uso de la luz. En el primer caso destaca el fragmento de mobiliario que apreciamos en el margen de la derecha y la cama que aparece a nuestra izquierda. Con ambos elementos se abre el espacio destacando la diagonal que marca la cama y que permite al espectador entrar en la habitación. En el caso de la luz apreciamos como ésta incide en la figura iluminando parcialmente su cuerpo y resaltando el blanco de las sábanas donde se concentra el principal foco de luz. De la cama la luz incide también en el resto de los elementos que aparecen colocados por la habitación.


La luz incide también en la pared que aparece al fondo resaltando el color blanco de la misma al tiempo que enmarca la figura de la mujer. Este uso de la luz unido al tipo de gama empleada con predominio de los tonos fríos, provoca en el espectador una sensación de frío en el ambiente y al mismo tiempo de soledad sensación esta último que se subraya también por la expresión del rostro envuelto en una ligera sombra.

En líneas generales, el cuadro no transmite una sensación placentera sino todo lo contrario, la soledad de un individuo, una mujer en este caso, y una serie de pistas que permitan al espectador fantasear acerca del desenlace que aguarda a nuestra misteriosa protagonista.

Completamos el análisis haciendo referencia al contexto, en este caso con una breve mención al autor de la obra analizada. Edward Hopper es un pintor estadounidense activo en la primera mitad del siglo XX. Su obra se caracteriza por reflejar escenarios cotidianos donde se desarrolla una historia protagonizados por seres humanos sobre los que sobrevuela una sombra de soledad. Se le incluye dentro de la etiqueta de Nuevo Realismo o Realismo estadounidense caracterizado por reflejar la realidad que le rodea. Si bien sus obras comparte cierta conexión con la manera de retratar lo cotidiano por parte del pintor holandés del siglo XVII Johannes Vermeer, así como ciertas conexiones con la pintura metafísica de Chirico o la vertiente del Surrealismo en cuanto al transmisión de atmósferas se refiere.

Enlace de la imagen utilizada en la presente entrada:

Para saber más:




miércoles, 14 de febrero de 2024

LE MOULIN DE LA GALETTE. RENOIR

 

El objetivo de la presente entrada es realizar un análisis comentario de la obra "Le moulin de la galette" que puedes ver en la imagen a tu izquierda.

Se trata de una obra pictórica, un óleo sobre lienzo, realizado en la segunda mitad del siglo XIX por el pintor Auguste Renoir perteneciente al estilo impresionista.

Lo primero que vamos a hacer es una contextualización de dicha obra, es decir, dar unas pinceladas del momento histórico político y social. La obra se enmarca en la segunda mitad del siglo XIX en pleno desarrollo de la Segunda Revolución Industrial proceso que continua con la modernización económico y social que se había puesto en marcha durante la primera mitad del periodo decimonónico. Las claves de la Segunda Revolución Industrial se observan en la búsqueda de nuevos mercados en los que poder vender los excedentes de la industria. Dichos mercados se encuentran fuera de Europa en territorios africanos y asiáticos. Este cambio económico lleva consigo un cambio político: la colonización, de manera que estos nuevos territorios se convierten en posesiones de las principales potencias europeas. Sin pretenderlo, Inglaterra, Francia, Alemania, Rusia, Bélgica, están poniendo las bases de lo que posteriormente se convertirá en la Primera Guerra Mundial.

En el ámbito social seguimos con el enfrentamiento entre burgueses y obreros solo que estos últimos cada vez están mejor organizados con sus organizaciones sindicales como manera con la que hacer valer sus derechos. Además, otras dos pinceladas políticas, el auge de los nacionalismos y las unificaciones de Italia y Alemania. Mientras que en el plano cultural las ciudades prosiguen con su metamorfosis gracias a la nueva arquitectura del hierro y el vidrio y se dan avances importantes en materia pictórica y escultórica para alejarse del frío academicismo que había imperado hasta el momento.

Es en este contexto donde podemos ubicar la obra pictórica que se propone para comentar. Desde el punto de vista iconográfico nos encontramos con la representación de una estampa urbana, con la presencia de un nutrido grupo de personajes que se han dado cita en un espacio en el que poder divertirse. Buena parte de los personajes representados aparecen bailando mientras que otros charlan de manera animada sentados en una terraza mientras se toman un refrigerio. El cuadro de Renoir es significativo porque el autor propone al espectador ser testigo del nacimiento del ocio moderno, dicho de otro modo, los personajes aquí representados no distan demasiado de cualquiera de nosotros que decidimos pasar un buen rato en compañía de nuestros amigos.


Centrándonos en los aspectos formales, vamos a explicar qué recursos utiliza el autor para representar la realidad que le rodea. En este caso lo llamativo es el uso que realiza de la luz y la sombra. Observa que los personajes están al aire libre y que los árboles juegan un papel esencial al actuar como filtradores de la luz. Explicado de una manera más sencilla fíjate cómo se juega con la luz y las sombras en los personajes, en esa especie de círculos que se marcan tanto en los rostros como en la vestimenta. Este efecto se produce porque Renoir no pinta en el estudio sino al aire libre observando cómo se comporta la luz sobre aquello que está contemplando. Esa es una de las claves del Impresionismo junto con la presencia de una pincelada muy rápida que provoca la sensación de boceto o de inacabado en lo que el espectador está contemplando. Otro elemento clave es el encuadre, ten presente que cuando aparece el Impresionismo la fotografía es un hecho. Este nuevo ingenio que aparece como competidor o rival a batir por parte de los pintores, sin embargo, se va a convertir en un aliado para componer y entender la percepción del espacio por parte de los impresionistas. Esto se observa en la imagen que tienes delante, observa que hay personajes que no aparecen representados de manera completa y la disposición de los personajes no está estudiada ni medida, al contrario, nos da la impresión que han sido captados como si en lugar de sostener un pincel Renoir estuviera utilizando una cámara fotográfica. Además se observa el empleo de los colores primarios y sus complementarios, regla básica del Impresionismo, no solo para construir a los personajes sino también para subrayar la sensación de profundidad, ello unido al efecto rítmico que se consigue en el efecto de bailar que apreciamos en los personajes que aparecen colocados al fondo.

Concluimos nuestro comentario realizando unas pinceladas sobre el Impresionismo. Se trata de una corriente pictórica que aparece en torno a la década de los 70 del siglo XIX. Se encuentra formado por un grupo de pintores entre los que se pueden mencionar Manet, Monet, Pissarro, Sisley, Degas, Mary Cassatt, Berthe Morisot y el propio Renoir, quienes tienen en común presentar sus primeras obras en el Salón de los rechazados al ser sus cuadros muy innovadores para la época al ir en contra de los dictados establecidos por la academia. Los representantes del Impresionismo imponen una nueva manera de entender la pintura y el arte en general. Dan importancia al color, a la ejecución rápida de las obras, pintar al aire libre y nutrirse de aquellos temas cotidianos como vistas del campo o de la ciudad que tienen en común reflejar las nuevas relaciones sociales. Un estilo que permite representar, en definitiva, a sus personajes de una manera más libre alejándose del amaneramiento que sigue defendiendo la academia durante gran parte del siglo XIX.


Para saber más:




Enlaces de las imágenes utilizadas en la presente entrada:

LE MOULIN DE LA GALETTE

LE MOULIN DE LA GALETTE

REPRESENTACION ESPACIAL EN EL IMPRESIONISMO Y POSIMPRESIONISMO

 En la presente entrada vamos a utilizar una serie de obras muy conocidas pertenecientes al Impresionismo y Posimpresionismo para comentar qué recursos utilizan sus autores para representar la realidad. Damos paso a los siguientes ejemplos:


En la imagen de la izquierda puedes ver la obra "Impresión sol naciente" óleo sobre lienzo pintado por Claude Monet hacia 1874. La obra da título a la nueva corriente que aparece en los años 70 y como ya hemos indicado en una entrada anterior pretende desvincularse de lo propuesto por los académicos en lo que a pintura se refiere. 

Las claves a tener en cuenta para comprender la representación de la realidad en este caso son las siguientes:

1-Tema, lo que nos encontramos representado es una marina, es decir, un paisaje marino con el agua como protagonista. Vemos una pequeña embarcación en primer plano y las siluetas de los que parecen edificaciones al fondo envueltas en una neblina.

2-Importancia del color, si te fijas observarás que el autor está utilizando los colores primarios y sus complementarios. Una cosa que debes saber cuando se habla de Impresionismo es que no existe ni el blanco ni el negro; las sombras que aparecen en la imagen que estás viendo están conseguidas gracias a las tonalidades más oscuras, verdes y azules.

3-La combinación del color es fundamental para conseguir la sensación de espacio o de profundidad. Los tonos verdosos más cercanos al espectador nos llevan al fondo donde encontramos tonos azulados que se van volviendo más cálidos en la zona superior del cielo. Además, observa que existe un punto de luz muy marcado en el fondo con el punto anaranjado del sol cuyo reflejo se observa en el agua.

4-Sensación de inacabado, abocetado y pincelada rápida, esos tres elementos son claves para entender lo que estás viendo. Es la base del Impresionismo y ello se debe a que el autor está pintando una Impresión, es decir, el sol y como incide sobre el paisaje. Es un amanecer pintado al aire libre y aprovechando la luz exacta que el pintor tiene delante de ahí que la ejecución deba ser muy rápida.

5-Estética oriental, el arte que viene de Japón causa una gran impresión en los pintores franceses vinculados al impresionismo. En el caso que nos ocupa esa influencia se observa en la manera de representar la pequeña embarcación y también en el carácter poético que parece crear la atmósfera que encontramos en el cuadro.


La imagen que aparece a la derecha es "Los jugadores de cartas" óleo sobre lienzo realizado por Paul Cezanne hacia 1893. Aunque en sus primeras obras Cezanne tomó contacto con los impresionistas, sin embargo, debemos considerarle uno de los representantes del Posimpresionismo. Las claves que tiene en cuenta para la representación de la realidad son las siguientes:

1-El tema representado es el interior de una taberna donde aparecen dos personajes enfrentados en torno a una mesa jugando las cartas. Se trata de un tema de lo más tradicional que ya ha sido tratado con anterioridad por otros autores en la Historia del Arte, entre otros, el italiano Caravaggio en el Barroco.

2-Lo destacado de la obra de Cezanne es cómo ha representado el interior y a los personajes. El autor diseñó su propio sistema que consistía en utilizar formas geométricas básicas: el cilindro, cono y esfera, para representar sus temas a saber: figura humana, paisaje y bodegón. Observa con atención a los personajes y piensa en las formas mencionadas y verás cómo encajan.

3-Perspectiva, ¿Qué es eso? En el caso que nos ocupa no es correcto utilizar dicho término si bien lo correcto es hablar de cómo Cezanne deforma la concepción tradicional del espacio. Esto se observa muy bien en la mesa y el tapete que lo cubre. Observa cómo da la impresión de que parece que los elementos que están colocados sobre ella, botella incluida, parece que van a caerse y si embargo aparecen representados con una gran estabilidad.

4-El precedente del Cubismo. Dicha corriente todavía tardará unos años en aparecer cuando Cezanne está realizando su obra, sin embargo, es un claro precedente de dicha corriente. Esto se observa en el tipo de pincelada que emplea ancha, como rectangular con la que dotar de envergadura y solidez a los personajes representados, así como ayudar a reforzar la sensación de espacio.


A la izquierda puedes ver "Noche estrellada" óleo sobre lienzo de Vincent Van Gogh pintado en 1889. Nuestro protagonista es otro de los representantes de la corriente Posimpresionista. A continuación unas claves:

1-El tema representado es un paisaje, en concreto el paisaje que contemplaba desde su ventana del sanatorio de Saint Remy donde estaba recluido. Es un paisaje nocturno con las estrellas en el cielo y una panorámica de las casas.

2-Pincelada y color. La pincelada de Van Gogh es rápida, quebrada y pastosa, es decir, mancada de óleo todo esto origina la textura que podemos encontrar en las obras del pintor holandés y que la hacen único. En cuanto al color destaca la presencia de tonos fríos como corresponde a la luz nocturna observando cierta calidez en el amarillo de las estrellas principal punto de luz.

3-Sensación de espacio conseguida con el tipo de pincelada donde predominan las formas de curvas u ondas que apreciamos tanto en el cielo como en la naturaleza representada en el alto ciprés que aparece en la zona de la izquierda. La línea de horizonte está baja y el color de las colinas que se sitúan al fondo se mimetizan con el cielo, no obstante, y pese a lo que pueda parecer la sensación es placentera y no busca provocar tensión en el espectador. Además la sensación de profundidad viene dada también por la escala en que aparecen representadas las casas del pueblo dando una clara sensación de equilibrio en todo el conjunto.

4-Por último indicar que esta obra corresponde a una época en la que Van Gogh se ha autolesionado cortándose una oreja, un periodo complicado de continuas crisis siendo la pintura su tabla de salvación y esta obra en concreto ejecutada en uno de esos momentos de lucidez por ese motivo esta obra es tan especial en la producción artística de este autor.


Cerramos con "Visión tras el sermón" imagen que puedes ver a la derecha, óleo sobre lienzo de Paul Gauguin realizado en 1888. Paul Gauguin compartió casa y taller con Van Gogh hasta que las continuas crisis del holandés volvió la convivencia entre ambos harto complicada que Gauguin puso tierra de por medio marchándose a Oceania. Claves de esta pintura posimpresionista:

1-Tema, vemos a un grupo de mujeres bretonas que están rezando mientras que ante ellas aparece un ángel luchando con un mortal. En realidad la fantasía que las mujeres están viendo es la lucha entre Jacob y el ángel pasaje del Antiguo Testamento que las mujeres están rezando. Es un tema de carácter religioso innovando en la manera de entenderlo y representarlo.

2-Influencia japonesa. Ya hemos mencionado antes que la estética japonesa está presente en los impresionistas y también en autores como el propio Van Gogh y el autor que nos ocupa. En el caso de Gauguin dicha influencia se observa de los Ukiyo-e, grabados japoneses, observándose en el empleo del dibujo y la presencia de colores planos. Y también en el lenguaje corporal de los personajes que representan la visión para los que, al parecer, tomó como referencia Gauguin a los luchadores de sumo japoneses.

3-Sensación de espacio, se consigue con la colocación de las mujeres en primer término, jugando con la combinación del blanco de sus cofias con el negro de su indumentaria. Otro elemento destacado es el árbol que aparece en el centro de la composición marcando una profunda diagonal que separa la zona terrenal, las mujeres, del elemento sobre natural del cuadro marcado por los hombres enfrentados. Y un tercer elemento lo observamos en el empleo del color rojo que encontramos en buena parte de la composición subrayando especialmente el carácter sobrenatural de la composición.


Para saber más:




Enlaces de las imágenes utilizadas en la presente entrada:

IMPRESION SOL NACIENTE

JUGADORES DE CARTAS

NOCHE ESTRELLADA

VISIÓN TRAS EL SERMÓN

martes, 16 de enero de 2024

SAN JOSÉ CARPINTERO GEORGES DE LA TOUR

 En la presente entrada realizamos un análisis comentario de una de las obras del pintor francés Georges de la Tour quizá algo menos conocido que algunos de sus contemporáneos como del Barroco pero no por ello menos importante.


En la imagen de la izquierda puedes ver la obra San José carpintero, un óleo sobre lienzo realizada por Jacques de la Tour en 1642.

Comenzamos el análisis comentando el tema, se trata de una obra de iconografía religiosa aunque como suele ser habitual en el Barroco no se da importancia al componente religioso sino que está representado desde una óptica cotidiana. Si nos fijamos con atención nos daremos cuenta que el autor nos ha representado a un padre acompañado de su hijo que aparecen trabajando en el taller. El padre aparece encorvado sobre una de sus herramientas mientras que el vástago aparece a su lado sosteniendo una vela que sirve para iluminar la estancia. De la Tour despoja a sus personajes de todo elemento sobrenatural para ofrecer al espectador una escena intima donde un padre está enseñando el oficio a su hijo. Esta idea conecta con otros autores del Barroco como, por ejemplo, Caravaggio o el propio Velázquez, entre otros, que optan por acercar los temas de carácter religioso al pueblo.


Nos centramos ahora en los aspectos formales. Si hacemos referencia al espacio una de las cosas que llaman la atención es que el pintor opta por una puesta en escena sencilla donde salvo la madera que está trabajando San José y los útiles que utiliza para trabajarla, apenas se nos da más información del espacio que ambos personajes ocupan. Ello es debido a que las figuras emergen de la oscuridad siendo parcialmente iluminadas por la luz de la vela que sostiene el niño. En este sentido destaca la maestría del autor para poder representar no solo el efecto de la luz sobre los rostros, siendo más notable en el niño, sino también el humo que se desprende de la vela. La combinación de luces y sombras que utiliza De la Tour en su cuadro convierten a este autor en uno de los máximos exponentes del tenebrismo francés. Con la combinación de ambos recursos del pintor francés consigue no sólo cierta sensación espacial sino también transmitir esa atmósfera íntima que desprenden sus personajes. Es en este sentido en el uso de los recursos técnicos y en la gama de emociones que pretende transmitir al espectador donde podemos encontrar otro de los paralelismos importantes con la obra de Caravaggio pintor al que propio Georges de la Tour veneraba.

Terminamos nuestro análisis comentario haciendo referencia al contexto. La obra que hemos comentado se enmarca dentro del movimiento artístico del Barroco corriente que aparece en el siglo XVII en Italia, un periodo que viene marcado por la poderosa influencia que ejerce la Iglesia Católica quien marca las normas en el tipo de arte que debe hacerse siguiendo las directrices de la Contrarreforma. Este periodo se marca en lo político por la presencia de la monarquía absoluta presente en toda Europa y que tiene especial relevancia en Francia con la figura de Luis XIV. Mientras que en el ámbito económico y social podemos establecer la presencia de diversas crisis unido a la presencia de una gran desigualdad social. En el plano cultural encontramos una importante nómina de escritores y artísticas que provoca que en algunos países como en el caso de España el siglo XVII haya pasado a la historia con el sobrenombre de Siglo de Oro Español.

Con respecto a la corriente artística del Barroco se trata de un estilo que busca sorprender al espectador con exceso de elementos ornamentales, el dinamismo compositivo especialmente visible en la escultura y un interés por la puesta en escena teatral destacando un personal uso de las luces y sombras para crear atmósfera y transmitir emociones y sensaciones al espectador.

Para saber más:

Georges de la Tour

Georges de la Tour en el Museo del Prado

Enlaces de las imágenes utilizadas en la presente entrada:

San José carpintero

San José carpintero