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miércoles, 14 de febrero de 2024

LE MOULIN DE LA GALETTE. RENOIR

 

El objetivo de la presente entrada es realizar un análisis comentario de la obra "Le moulin de la galette" que puedes ver en la imagen a tu izquierda.

Se trata de una obra pictórica, un óleo sobre lienzo, realizado en la segunda mitad del siglo XIX por el pintor Auguste Renoir perteneciente al estilo impresionista.

Lo primero que vamos a hacer es una contextualización de dicha obra, es decir, dar unas pinceladas del momento histórico político y social. La obra se enmarca en la segunda mitad del siglo XIX en pleno desarrollo de la Segunda Revolución Industrial proceso que continua con la modernización económico y social que se había puesto en marcha durante la primera mitad del periodo decimonónico. Las claves de la Segunda Revolución Industrial se observan en la búsqueda de nuevos mercados en los que poder vender los excedentes de la industria. Dichos mercados se encuentran fuera de Europa en territorios africanos y asiáticos. Este cambio económico lleva consigo un cambio político: la colonización, de manera que estos nuevos territorios se convierten en posesiones de las principales potencias europeas. Sin pretenderlo, Inglaterra, Francia, Alemania, Rusia, Bélgica, están poniendo las bases de lo que posteriormente se convertirá en la Primera Guerra Mundial.

En el ámbito social seguimos con el enfrentamiento entre burgueses y obreros solo que estos últimos cada vez están mejor organizados con sus organizaciones sindicales como manera con la que hacer valer sus derechos. Además, otras dos pinceladas políticas, el auge de los nacionalismos y las unificaciones de Italia y Alemania. Mientras que en el plano cultural las ciudades prosiguen con su metamorfosis gracias a la nueva arquitectura del hierro y el vidrio y se dan avances importantes en materia pictórica y escultórica para alejarse del frío academicismo que había imperado hasta el momento.

Es en este contexto donde podemos ubicar la obra pictórica que se propone para comentar. Desde el punto de vista iconográfico nos encontramos con la representación de una estampa urbana, con la presencia de un nutrido grupo de personajes que se han dado cita en un espacio en el que poder divertirse. Buena parte de los personajes representados aparecen bailando mientras que otros charlan de manera animada sentados en una terraza mientras se toman un refrigerio. El cuadro de Renoir es significativo porque el autor propone al espectador ser testigo del nacimiento del ocio moderno, dicho de otro modo, los personajes aquí representados no distan demasiado de cualquiera de nosotros que decidimos pasar un buen rato en compañía de nuestros amigos.


Centrándonos en los aspectos formales, vamos a explicar qué recursos utiliza el autor para representar la realidad que le rodea. En este caso lo llamativo es el uso que realiza de la luz y la sombra. Observa que los personajes están al aire libre y que los árboles juegan un papel esencial al actuar como filtradores de la luz. Explicado de una manera más sencilla fíjate cómo se juega con la luz y las sombras en los personajes, en esa especie de círculos que se marcan tanto en los rostros como en la vestimenta. Este efecto se produce porque Renoir no pinta en el estudio sino al aire libre observando cómo se comporta la luz sobre aquello que está contemplando. Esa es una de las claves del Impresionismo junto con la presencia de una pincelada muy rápida que provoca la sensación de boceto o de inacabado en lo que el espectador está contemplando. Otro elemento clave es el encuadre, ten presente que cuando aparece el Impresionismo la fotografía es un hecho. Este nuevo ingenio que aparece como competidor o rival a batir por parte de los pintores, sin embargo, se va a convertir en un aliado para componer y entender la percepción del espacio por parte de los impresionistas. Esto se observa en la imagen que tienes delante, observa que hay personajes que no aparecen representados de manera completa y la disposición de los personajes no está estudiada ni medida, al contrario, nos da la impresión que han sido captados como si en lugar de sostener un pincel Renoir estuviera utilizando una cámara fotográfica. Además se observa el empleo de los colores primarios y sus complementarios, regla básica del Impresionismo, no solo para construir a los personajes sino también para subrayar la sensación de profundidad, ello unido al efecto rítmico que se consigue en el efecto de bailar que apreciamos en los personajes que aparecen colocados al fondo.

Concluimos nuestro comentario realizando unas pinceladas sobre el Impresionismo. Se trata de una corriente pictórica que aparece en torno a la década de los 70 del siglo XIX. Se encuentra formado por un grupo de pintores entre los que se pueden mencionar Manet, Monet, Pissarro, Sisley, Degas, Mary Cassatt, Berthe Morisot y el propio Renoir, quienes tienen en común presentar sus primeras obras en el Salón de los rechazados al ser sus cuadros muy innovadores para la época al ir en contra de los dictados establecidos por la academia. Los representantes del Impresionismo imponen una nueva manera de entender la pintura y el arte en general. Dan importancia al color, a la ejecución rápida de las obras, pintar al aire libre y nutrirse de aquellos temas cotidianos como vistas del campo o de la ciudad que tienen en común reflejar las nuevas relaciones sociales. Un estilo que permite representar, en definitiva, a sus personajes de una manera más libre alejándose del amaneramiento que sigue defendiendo la academia durante gran parte del siglo XIX.


Para saber más:




Enlaces de las imágenes utilizadas en la presente entrada:

LE MOULIN DE LA GALETTE

LE MOULIN DE LA GALETTE

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