Vamos a ocuparnos en la presente entrada del análisis de una de las obras tempranas de Francisco de Goya, La gallinita ciega.
Comenzamos identificando la obra. Se trata de una obra pictórica realizada en óleo sobre lienzo pintado por Francisco de Goya en 1789. Es un cartón para tapiz, es decir, el modelo que necesitan los tejedores de la Real Fábrica de Tapices de Madrid para realizar su trabajo. La obra se llama La gallinita ciega y se conserva actualmente en el Museo del Prado de Madrid.
A continuación situamos la obra en su contexto. En primer lugar hay que tener presente que un autor como Francisco de Goya que vive a caballo entre dos siglos, es fundamental tener en cuenta en qué momento realiza sus cuadros para poder encuadrarlos en el contexto adecuado. Teniendo en cuenta esta premisa establecemos que la obra se realiza en los últimos compases del siglo XVIII, de tal modo, hablamos del sistema político, económico y social del Antiguo Régimen. Aunque si nos fijamos en la fecha del cuadro podemos concretar un poco más al decir que Goya pintó su cuadro el mismo año en el que estalla la Revolución Francesa lo que supone el fin del Antiguo Régimen y la entrada en la era contemporánea. Además si nos centramos en España es conveniente indicar que en nuestro país el sistema político es una monarquía, en este caso, con la figura de Carlos IV y un deseo por parte del gobierno español de cerrar las comunicaciones con los Pirineos evitando así que las consignas revolucionarias lleguen a territorio español.
Es en este contexto en el que Francisco de Goya desarrolla sus primeros cuadros combinando los retratos de miembros de la corte con las series que realiza de cartones para tapices trabajos con los que consigue estabilizarse en la corte española llegando a alcanzar el estatus de pintor de corte.
La obra analizar pertenece a la cuarta serie de cartones para tapices destinados a ornamentar las estancias de la Familia Real y en los que Goya trabaja entre los años 1788 a 1792. Comenzamos el análisis con el tema. Se trata de un tema de carácter costumbrista pues refleja a una grupo de majos y majas jugando a la gallinita ciega juego popular que también es conocido como el cucharón. La premisa del juego consiste en vendar los ojos a uno de los jugadores mientras el resto forma un corro a su alrededor; el objetivo es que la gallina, es decir, el jugador con los ojos vendados pueda tocar a uno de los integrantes del corro merced a un cucharón que porta de la mano.
En la imagen puedes ver cómo los integrantes del corro arquean o agachan sus cuerpos con tal de evitar que el jugador ciego les toque con su cuchara. Este juego popular muy conocido entre el pueblo de la época es aquí jugado por miembros de la corte española que se visten como campesinos (majos y majas) mientras juegan en una placentera tarde estival.
Goya recoge una tradición popular que le sirve como excusa para criticar el carácter ocioso de la aristocracia española mientras el pueblo no tiene que comer. En este sentido el pintor se muestra como un auténtico ilustrado al tiempo que compara este tipo de comportamientos con los mantenidos por la aristocracia y realeza francesa antes del estallido de la revolución.
En cuanto a los aspectos formales debe indicarse que el círculo es la figura que domina a nivel compositivo y de la que se sirve Goya para crear tanto sensación de espacio como ritmo compositivo. La referencia espacial aparece igualmente subrayada por la colocación de los personajes y del paisaje que vemos tras ellos compuesto por un lago y unas elevaciones montañosas al fondo.
En cuanto al empleo de la luz, en líneas generales, la obra resulta especialmente luminosa observándose algunas sombras en el personaje que aparece en el interior del corro, así como en el margen inferior derecha de la composición.
Con respecto a la gama cromática es muy suave con predominio de los tonos pastel como suele ser habitual en esta primera etapa del pintor aragonés. Llama igualmente la atención el tratamiento otorgado al paisaje del fondo cuyos contornos parecen difuminarse como envueltos en una ligera niebla lo que revela el interés de Goya en los maestros del pasado.
Con respecto a la pincelada es rápida y ligera si bien a medida que avance en su producción artística Francisco de Goya se mostrará como un consumado maestro en este campo.
Cerramos el análisis haciendo una nueva mención al contexto. En este caso nos centramos en la figura de Francisco de Goya quien tras formarse en Zaragoza llega a Madrid donde por mediación de su cuñado Francisco Bayeu consigue un trabajo como pintor de cartones para tapices en la Real Fábrica de Madrid. En estos primeros trabajos Goya pinta ante todo estampas costumbristas que muestran los usos y costumbres de la sociedad de su tiempo. A este periodo corresponden obras como "El quitasol", "La romería de San Isidro" o "El pelele" donde también incide en los juegos y pasatiempos populares. Obras donde la importancia de la luz y la suavidad de los tonos empleados ha hecho que algunos autores se refieran al Goya amable. Sin embargo, es justo indicar que ya en estas obras encontramos la crítica social que se puede ver en los retratos de corte y sobre todo en la primera de sus series de grabados llamadas los Caprichos en los que trabaja a partir de la década de los noventa del siglo XVIII.
Para saber más:
Os dejo un breve vídeo donde se explica el proceso de restauración del cuadro que hemos analizado.
Enlace de la imagen utilizada en la presente entrada:
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