Esta entrada vamos a comenzarla por el edificio cuyo exterior puedes ver a la izquierda.
Se trata del Museo Guggenheim que el arquitecto Frank Gehry construyó entre los años 1991-1997 y que se ha convertido en uno de los edificios más emblemáticos del nuevo Bilbao.
El edificio está construido en piedra calcárea, vidrio y titanio y pertenece a la vertiente deconstructivista, corriente arquitectónica que surge en la década de los 80 del siglo XX, y de la que Gehry es uno de los principales representantes. El deconstructivismo defiende la fragmentación de la forma explorando los desequilibrios de la geometría, consiguiendo unos edificios donde la forma es el resultado de la fantasía.
El museo ofrece una imagen exterior a partir de dos tipos de volúmenes interconectados: los ortogonales que están recubiertos con piedra calcárea; y los curvados y retorcidos recubiertos de láminas de titanio. Estos elementos se combinan y unen a través de los muros a manera de cortina de vidrio que dota de transparencia al museo y relaciona el exterior e interior.
Destaca en este sentido la cristalera del vestíbulo, un detalle de la cual puedes ver en la imagen de la izquierda, cristalera rematada por una imponente marquesina sustentada en una gigantesca columna de piedra, que pese al material utilizado, no desmerece con la combinación de vidrio y acero que se observa en la portada.
El interior del museo se organiza a partir del enorme vestíbulo de 50 metros de altura alrededor del cual se articulan los tres niveles de salas expositivas. Estos niveles se conectan gracias a la presencia de pasarelas curvilíneas, ascensores acristalados y torres de escaleras.
La superficie de exposiciones tiene un total de 11.000㎡. La sala grande mide 30m de ancho y 130m de largo y está libre de columnas. En cuanto a la iluminación casi todas las salas reciben una iluminación natural cenital.
El edificio se eleva en uno de los márgenes de la Ría del Nervión, 16m por debajo de la cota del ensanche de la ciudad. Esta diferencia permite que, a pesar de sus 50m de alto, el edificio no sobrepase la altura de las construcciones circundantes quedando así perfectamente integrado en el entorno que le rodea.
La construcción del museo sirvió además como eje vertebrador de la urbanización de la zona donde se encuentra. Una zona dedicada al sector industrial cuya actividad fue parada a finales de los 80 dando una nueva función y sentido al espacio. Además de ser el motor dinamizador de la zona, el Museo Guggenheim de Bilbao se ha convertido también en una imagen característica de la ciudad que nos sirve para identificarla al mismo nivel que la Torre Eiffel de París o la Estatua de la libertad de Nueva York.
A la derecha puedes ver otro edificio realizado por Frank Gehry. Se trata de las Bodegas Marqués de Riscal en Elciego, Álava. Las bodegas llevaban funcionando como empresa desde el siglo XIX, pero la imagen que ves corresponde al proyecto que fue inaugurado en el año 2006 cuando las bodegas de la localidad de Elciego fueron convertidas en Ciudad del vino.
En este edificio Gehry vuelve a deconstruir las formas utilizando el titanio como material con el que conseguir unas formas de curvas y contracurvas que recorren de forma muy vistosa y rítmica la fachada. Si estas formas te recuerdan al diseño del Guggenheim de Bilbao, no andas desencaminado pues aquí Gehry vuelve a repetir los presupuestos estéticos y formales vistos en dicho edificio.
Aunque si hay un edificio de Frank Gehry que realmente llama la atención es el que puedes ver a la izquierda. Se trata de la Casa danzante de Praga. Es un hotel construido en el año 1996 y donde el arquitecto aprovecha la esquina de una calle para construir un edificio donde juega con los volúmenes curvos y rectos, destacando los primeros que los lleva al extremo.
Esa manera tan peculiar de utilizar las formas curvas que puedes observar con más detalle en la imagen que aparece a la derecha, permite transmitir la sensación de que el edificio adquiere vida propia, como si parte del mismo quisiera independizarse del conjunto. Esta idea se subraya más se cabe en una de las formas curvas y los pilares que la soportan que actúan como improvisadas piernas que parecen querer echar a correr de un momento a otro. En este sentido podríamos conectar este edificio con la estética surrealista.
En esta imagen puedes ver un detalle de su fachada principal. La forma en que está tomada la foto altera aún más la percepción de la fachada. Observa además la combinación de materiales diversos, piedra, acero y vidrio, y como la transición entre una zona y otra parece producirse con toda normalidad.
Por último os dejo un breve vídeo donde se recorren algunas de las obras más relevantes de este arquitecto:
Y un enlace con un documental de la 2 sobre la obra de este arquitecto:
OBJETIVO FRANK GEHRY
Bibliografía.
OBJETIVO FRANK GEHRY
Bibliografía.
GÖSSEL, P. y LEUTHÄUSER, G. (2005) Arquitectura del siglo XX. 2 vols. Taschen.
Referencia de las imágenes utilizadas en esta entrada:
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