La habitación de Van Gogh o Dormitorio en Arlés es un óleo sobre lienzo realizado por Van Gogh en el año 1888.
Desde el punto de vista del tema, el cuadro no hace otra cosa sino reproducir la habitación en el que propio pintor vivía en Arlés lugar al que se traslada para poner en marcha un ambicioso sueño de formar una colonia de artistas, sueño infructuoso que no llegará a materializarse.
En el cuadro Van Gogh no escatima detalles para mostrarnos su habitación donde encontramos una cama, dos sillas de paja, una mesa y varios cuadros colgados de la pared. Un interior en todo caso austero y sencillo.
Centrándonos en los aspectos formales la pregunta clave es ¿Cómo consigue Van Gogh la sensación de espacio? ¿Hay profundidad? La respuesta es relativamente sencilla a través de las líneas que marcan la tarima del suelo y que conducen al espectador hacia el fondo de la habitación. Una pared donde observamos la presencia de una ventana entrecerrada. Otra clave de la construcción de espacio la observamos en las diagonales que se proyectan de la cama situada a la derecha de la composición y en la mesa y silla de la izquierda. No hay que olvidar que no son líneas per sé, es decir, que es la colocación de los objetos y sobre todo el uso del color lo que nos permite "dibujar" dichas líneas.
En este sentido el uso del color con la presencia de tonos cálidos como amarillos, rojos y tierras que observamos en determinados puntos de la estancia, junto a la presencia de una gama fría observada en el verde amarillento de la silla colocada a la izquierda o la ventana del fondo, es lo que también refuerza la construcción espacial. Todo ello sin olvidarnos de la estructura de caja que parece tener todo el conjunto.
Otro elemento que debemos tener en cuenta en el análisis de este cuadro es ¿Qué efecto provoca en el espectador? Para responder a dicha pregunta debemos fijarnos en la cama, observa con atención la elevada altura de su parte final que, aún así, nos permite ver parte de la cama y conducirnos hacia el fondo de la composición. Otro elemento a tener en cuenta reside en la ventana del fondo que transmite cierta sensación de agobio y espacio cerrado en un primer golpe de vista; si bien y al observar este interior con mayor detenimiento podemos apreciar también cierta sensación de melancolía pero en todo caso el efecto final no resulta tan agobiante como si lo comparamos con el Café nocturno.
Finalmente con respecto al contexto, la obra se enmarca en las últimas décadas del siglo XIX, una centuria que en su segunda mitad viene marcada por la Segunda Revolución Industrial y sus consecuencias más inmediatas como la consecución del Imperialismo y Colonialismo.
En los aspectos concretos podemos decir que Vincent Van Gogh es un autor que aparece vinculado al llamado movimiento Port-impresionista que surge toda vez que el Impresionismo ya ha sido culminado. Van Gogh inicia su andadura en su Holanda natal hasta que decide viajar a París. Allí entra en contacto con el ambiente artístico de la época y entabla amistad con el también pintor Paul Gaguin. Juntos se marchan a Arles para poner en marcha el sueño de Van Gogh de crear una comunidad de artistas. La difícil relación entre ambos hace que Gauguin abandone Arles para marcharse a tierras oceánicas dejando a un Van Gogh desolado que sucumbre a numerosas crisis nerviosas. Tras la marcha de Gauguin, Van Gogh inicia una frenética producción pictórica sentando las bases para movimientos vanguardistas tan importantes como el Expresionismo y el Fauvismo.
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