La imagen propuesta para comentar que aparece a la derecha, es una obra pictórica, un óleo sobre lienzo, realizado con toda probabilidad en el siglo XIX hacia finales de la centuria en la última década.
Se trata de un paisaje urbano, que por el aspectos general, el uso de la luz, los reflejos en el suelo y la pincelada rápida, nos encontramos ante un cuadro impresionista.
Nos encontramos ante la obra "Rue Saint Honoré por la tarde. Efecto de lluvia" del pintor Camille Pissarro uno de los representantes del movimiento impresionista.
El Impresionismo es una corriente artística que nace hacia la década de los 60 con clara vocación por renovar la técnica pictórica y alejarlo del control de las academias. Entre los iniciadores de esta nueva corriente se encuentra Manet quien con "Almuerzo campestre" y "Olimpia" provoca un auténtico terremoto al conmocionar a crítica y público a partes iguales, y ganarse el rechazo a ser seleccionado para exponer en los circuitos oficiales y quedar relegado al Salón de los Rechazados.
La puerta abierta por Manet será seguido con entusiasmo por un grupo de jóvenes pintores entre los que se encuentran Monet quien con su obra "Impresión sol naciente" supone la puesta de largo del movimiento impresionista; pero también otros autores como Berthe Morisot, Mary Cassatt, Alfred Sisley y Camille Pissarro.
Volviendo a la obra que nos ocupa, Pisarro cumple las máximas del movimiento impresionista. Nos encontramos ante un tema nuevo, una vista urbana. Una imagen curiosa pues no está tomado a pie de calle sino desde el balcón de un edificio próximo. Esta percepción del espacio le permite al autor darnos una panorámica amplia de la calle donde podemos ver los edificios y los transeúntes que circulan.
Desde el punto de vista compositivo podemos hablar de las verticales de los edificios y la profunda diagonal que marca la calzada; pero estamos ante un cuadro impresionista, de manera que la referencia espacial la encontramos aquí a través de la pincelada rápida y ligera que permite "abocetar" cada uno de los elementos que aparecen incluidos en dicha vista urbana. Por tanto, se cumple otra de las máximas del movimiento, el aspecto de inacabado, que no es tal, y la importancia de que sea el ojo del espectador el encargado de construir el cuadro.
Junto a lo que ya se ha comentado, hay otros dos elementos que se pueden observar en el cuadro de Pissarro y que forman parte de la seña de identidad del movimiento impresionista: la luz y los reflejos. Si observamos con atención Pisarro añade al título de su cuadro "efecto de lluvia" y eso es precisamente lo que podemos contemplar. La luz es una luz clara y fría, la típica luz que nos podemos encontrar cuando llueve, esa falsa sensación de que no va a llover más y que el cielo va a despejarse. En cuanto a los reflejos, eso lo observamos en el suelo que parece un espejo, de manera que el pintor consigue esa textura que queda en las aceras y calzadas cuando llueve. Un efecto brillo que contribuye a crear una atmósfera especial al conjunto.
En cuanto al contexto, hemos indicado al principio que la obra está realizada en los últimos años del siglo XIX. Las ciudades europeas ofrecen ya un aspecto de urbes modernas que han crecido y cuyo urbanismo se ha transformado como consecuencia del impacto producido por la Revolución Industrial. Pisarro pinta el cuadro que hemos analizado en plena Belle Epoque y en un periodo donde, pese a haber desaparecido ya como movimiento, los ecos del Impresionismo siguen estando presentes en su obra. Un movimiento el Impresionismo que junto a otras corrientes que surgen más o menos contemporáneos en el tiempo como el Puntillismo y el Simbolismo, y artistas como Van Gogh, Gauguin, Cezanne y Tolouse Lautrec, asientan las bases de lo que será la irrupción de las primeras vanguardias artísticas a comienzos del siglo XX.
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