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miércoles, 1 de abril de 2020

MIGUEL ÁNGEL CAPILLA SIXTINA I

En la imagen puedes ver el "Tondo Doni" una obra pictórica realizada por Miguel Ángel entre los años 1504-1505.

La obra puede verse actualmente en los Ufizzi. El nombre de tondo se debe al formato circular de la obra.

Se trata de un óleo y temple sobre tabla que fue un encargo personal de Agnolo Doni para conmemorar la boda de una de sus hijas.

El tema es de carácter religioso, por lo menos lo que aparece en primer término, donde observamos la representación de la Sagrada Familia compuesta por San José, la Virgen y el Niño. Cada uno de los personajes aparecen colocados en diferentes planos compositivos y es posible trazar un triángulo que los engloba a todos.

Destaca el tratamiento de las figuras, especialmente de sus anatomías, destacando los poderosos brazos de María que levantan a su hijo hacia su esposo. Aunque sin duda, lo que más llama la atención, reside en la galería de cuerpos desnudos que aparecen detrás del grupo principal.


A la derecha puedes ver la "Batalla de Cascina" se trata de una copia realizada en grisalla sobre tabla por el pintor italiano Bastiano de Sangallo. La composición que puedes ver estaba pensada para decorar una de las estancias del Palacio Veccio de Florencia.

Se trataba de un ambicioso proyecto cuyo encargo se realizó en 1503 y que reunía a dos de los genios del momento Leonardo da Vinci y Miguel Ángel, para que ejecutasen sendos frescos con escenas de batalla. El proyecto se quedó en una mera ilusión, pues Da Vinci fue el primero en abandonar el barco, seguido de Buonarroti quien sólo llegó a realizar un cartón previo del que solo se conserva la copia que puedes ver en la imagen. Pese a no realizarse, observa que el autor centra toda su atención en el cuerpo humano al que representa desde diferentes puntos de vista, con un minucioso estudio anatómico de cada uno de los personajes representados.


Las obras que hemos mencionado arriba no son sino pequeños ensayos o coqueteos pictóricos que Miguel Ángel realiza antes de emprender uno de sus proyectos más ambiciosos, la decoración pictórica de la Capilla Sixtina. El Papa Julio II estaba inmerso en una puesta al día no solo de la propia Basílica de San Pedro, sino también de algunos de los espacios de la zona vaticana. En ese sentido debe indicarse la Capilla Sixtina para la que idea la re-decoración de su techo que, a principios del siglo XV, presentaba una pintura que simulaba una bóveda celeste.

Para encargarse del proyecto, Julio II quería a Rafael Sanzio, pero Bramante propuso el nombre de Miguel Ángel quien ya había llamado la atención por su Pietá y el David. Pese a las reticencias iniciales de Buonarroti quien se consideraba ante todo escultor, decide aceptar el reto; y entre los años 1508 y 1512 se enfrasca en el ambicioso proyecto que supone decorar la bóveda de la Capilla Sixtina.

La empresa no fue fácil habida cuenta de que al principio Miguel Ángel atravesó una fuerte crisis creativa al resultarle muy complicado dar con el programa iconográfico adecuado. Finalmente el autor opta por inspirarse en el Génesis proponiendo una historia que comienza con la creación del universo, pasa por la creación del hombre y la mujer, y termina en los castigos que sufre la humanidad como consecuencia del pecado original.

Los principales temas del ambicioso programa iconográfico aparecen colocados en el tramo central en el interior de espacios rectangulares. Estos temas se completan con la presencia de las sibilas y profetas que anuncian la llegada de Cristo y una serie de escenas secundarias que aparecen inscritas en el interior de espacios triangulares.

Lo más llamativo de todo, al margen de la magnitud de la obra en sí, reside en el hecho de que Miguel Ángel realizó la obra en solitario, a lo largo de 4 años, diseñando un sistema de andamiaje especial que le permitiera desarrollar con éxito su empresa, y sometido a las exigencias de la curia eclesiástica encargada además de condicionar los horarios de trabajo.


Vamos a centrarnos en algunas de las escenas más relevantes del techo de la Capilla Sixtina. A la derecha puedes ver el pasaje de creación del sol y las plantas donde llama la atención el vigor físico en la representación del Creador manifestado en sus gestos, y en el movimiento de los pliegues que conforman su vestido. Pero también teniendo en cuenta cuál ha sido la fuente de inspiración fundamental de Miguel Ángel, la mitología griega y más concretamente la efigie del Zeus olímpico.

A la izquierda puedes ver la Creación de Adán. Según el Génesis cuando Dios hubo creado todos los cuerpos celestes, el mar, la tierra y todos los seres vivos, decidió crear el primer ser humano. Para ello, modeló una pieza de barro y lo dio vida, naciendo así Adán el primer hombre.

Miguel Ángel reproduce aquí el momento de la creación de Adán y lo hace mediante la unión simbólica de la mano humana con el dedo divino del Creador. Aunque si despojamos la escena de su aura religiosa nos queda una clara conexión con el humanismo. Ello se observa en la importancia que otorga al cuerpo humano, Adán aparece reclinado, completamente desnudo, destacando el detalle de su anatomía, con una clara conexión a los modelos de la estatuaria clásica. Frente a él aparece Dios, de nuevo como una figura imponente físicamente, que es portado por un grupo de ángeles. Fíjate en la curiosa forma que puedes ver en el espacio ocupado por Dios y su corte y que recuerda a un cerebro. Se pone de relieve así el interés por el cuerpo humano y la razón.


Tras la creación de Adán, viene la Creación de Eva que puedes ver en la imagen de la izquierda. De nuevo el Génesis es claro, viendo Dios que no era bueno que el hombre estuviera solo, le sume en un profundo sueño. Mientras permanece en dicho estado, extrae una costilla del hombre y tras infundirle vida nace Eva la primera mujer.

Miguel Ángel reproduce ese momento en su fresco. Adán aparece tumbado, casi empequeñecido, mientras que de su costado sale una poderosa Eva. No obstante, observa que en esta imagen la escena en sí queda empequeñecida por la importancia otorgada al cuerpo humano en los personajes que aparecen en cada una de las esquinas de la superficie rectangular que encuadra a la escena principal. Ten en cuenta que cuando Miguel Ángel se encuentra enfrascado en este proyecto se produce el descubrimiento del Laocoonte.

A la izquierda puedes ver el episodio del Pecado original y la expulsión del Paraíso. La primera escena transcurre a la izquierda de la composición donde Adán y Eva están siendo tentados por la serpiente que aparece enroscada en el árbol del conocimiento.

Fíjate en la torsión a que somete el cuerpo de Eva que tanto como el de Adán llaman la atención por su estudio anatómico.

El árbol del conocimiento que aparece en el centro de la composición marcando un eje de simetría al tiempo que permite el paso a la escena de la expulsión que aparece a la derecha de la composición. Si te das cuenta Miguel Ángel toma como fuente de inspiración el mismo tema que Masaccio realizó casi un siglo antes en la iglesia de Santa María del Carmine en Florencia. También aquí observamos un ángel vestido con túnica carmesí que blande una espada para expulsar a Adan y Eva quienes con sus gestos y lenguaje corporal subrayan el carácter trágico de la escena.

Otros detalles en los que merece la pena pararse y que forman parte del conjunto pictórico de la Sixtina, dejando al margen las escenas narrativas principales, son las representaciones de sibilas y profetas.

En la imagen de la derecha puedes ver a la Sibila Cumana que aparece representada como una anciana. Está sentada consultando uno de sus textos. Observa cómo se rompe la frontalidad en la representación de la figura. Así como la solidez volumétrica de la figura.

A la izquierda puedes ver una imagen de la Sibila Líbica. Al igual que la anterior aparece sentada pero observa cómo se representa su cuerpo en ligero escorzo. Además la espalda desnuda junto con la posición de los brazos hacia arriba ponen de relieve también la importancia de la anatomía. Una anatomía que igual que sucede con otras representaciones de féminas observadas en el techo de la Capilla Sixtina distan mucho de ser realmente femeninas.


No obstante, el mismo vigor compositivo que podemos observar en la representación de las Sibilas lo apreciamos también en los profetas. Sobre estas líneas puedes ver una representación del Profeta Daniel donde llama la atención el dinamismo en el torso. Esta imagen es también llamativa porque si te fijas, la imagen de la izquierda corresponde al estado en que se encontraba la imagen antes de su restauración. Mientras que la imagen de la derecha corresponde al estado tras la restauración donde puede observarse que ha recuperado parte de su color original.

Bibliografía.

V. V. A. A. (1994) Historia universal del arte. Renacimiento I. Planeta.
V. V. A. A. (1994) Historia universal del arte. Renacimiento II /Manierismo.  Planeta.
V. V. A. A. (2000) Miguel Ángel. El desafío del hombre a la materia. Electa.
COPPLESTONE, T. (2007) Miguel Ángel. Lesma ediciones.
GARCÍA PONCE DE LEÓN, P. (2006) Miguel Ángel. Pintor, arquitecto y escultor universal. Libsa.


Referencias de las imágenes utilizadas en esta entrada:


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