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miércoles, 18 de marzo de 2020

FRANCIS BACON II

En esta nueva entrada dedicada a Francis Bacon vamos a centrarnos en descrifrar las claves de otra de sus obras más relevantes y que guarda una estrecha relación con el arte del pasado.

A la izquierda puedes ver el cuadro "Retrato de Inocencio X" que el pintor español Diego Velázquez pintó en 1650 en el transcurso de uno de los viajes que el pintor realizó a Italia.
En el cuadro puedes ver al pontífice sentado en  un sillón, ataviado del atuendo acorde a su cargo eclesiástico. Los brazos del Papa descansan sobre el reposabrazos mientras observa con mirada inquisitiva al espectador.
Destaca el empleo del rojo no sólo en la indumentaria del Papa, también en el propio asiento y el cortinaje del fondo.
Puede decirse que Velázquez retrata con gran dignidad y solemnidad al pontífice, aunque quizás puede intuirse a través de la expresión de sus ojos, que parece confinado, atrapado en el papel que le ha tocado desempeñar.




El "homenaje" que Bacon realiza lleva por título "Estudio del retrato del Papa Inocencio X de Velázquez" Se trata de un óleo sobre lienzo realizado en 1953, donde el pintor irlandés nos ofrece un retrato fantasmagórico del pontífice. Al igual que sucede en la versión de Veláquez también aquí el personaje principal aparece sentado en una especie de trono; si bien da la impresión de que está confinado en una especie de trampa de la que no puede escapar.
Otra de las claves de esta obra es el rostro del Papa del cual solo podemos apreciar como humano su boca abierta que parece querer emitir un grito. Esta sensación viene reforzada por la presencia de líneas verticales que recorren la figura, dando la impresión de querer escapar; sin embargo esta impresión queda ahogada con las líneas amarillas que configuran el trono. Confinan a su presa en su trampa, del mismo modo que ahogan el grito que en vano pretende dar.
Conviene indicar que, aunque Bacon conocía la obra de Velázquez, evitó ver imágenes del cuadro original mientras estuvo enfrascado en el proceso creativo del mismo. Lo que si parecen ser ciertas otras referencias que debió tomar como la corriente expresionista y, en especial, el visionado del Acorazado Potemkin. Esto último es debido a la similitud entre la expresión de Inocencio X y uno de los personajes de la mencionada película.
Como posible significado simbólico parece que puede deducirse el enfrentamiento que por esa época Bacon mantenía con su padre, al que consideraba una figura autoritaria que no aprobaba el estilo de vida ni las inclinaciones sexuales de su hijo. En todo caso, el propio autor llegó a decir que, una vez terminado el cuadro, volvió a revisitar el original del cual le fascinaba el uso del color.

Bibliografía:

V. V. A. A. (2009) Arte desde 1900. Akal. Madrid.
GOMPERTZ, W. (2013) ¿Qué estás mirando? 150 años de arte moderno en un abrir y cerrar de ojos. Taurus. Madrid.
GUASH, A. Mª., (2000) El arte último del siglo XX. DEl posminimalismo a lo multicultural. Alianza Forma. Madrid.

Fuente de las imágenes utilizadas para esta entrada: Wikipedia

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